Desde sus orígenes, la familia es la organización socializadora y transmisora de costumbres, principios, modos de relacionarse y de expresar el afecto entre sus individuos.
Transmite creencias culturales asumidas como ciertas, a pesar de ser erróneas, las cuales son influenciadoras y normalizadoras de las conductas violentas. La idiosincrasia familiar juega un papel preponderante porque convierte una creencia en absoluta, cuando puede tratarse de una idea equívoca y carente de sentido. En torno a ella se organiza la familia y le confiere sentido, por lo tanto, no se cuestiona, se asume y se perpetúa como válida.
Es por eso que escuchamos decir: “él solo golpea o pelea si está borracho”; o “me porté mal, me lo merezco, soy culpable”. Estos pensamientos, inmediatamente, colocan al otro en una posición de obediencia. Se recurre a la justificación de la conducta violenta o al sentimiento de culpa.
La violencia se ejerce con el propósito dominar, someter y alienar a través de la fuerza física, psicológica, económica y sexual. Veamos algunos ejemplos de cómo a través de esta se va condicionando a los hijos e hijas para que se conviertan en futuros agresores o víctimas.
Los golpes lesionan físicamente, provocan dolor y dejan secuelas, pero no promueven la reflexión.La violencia psicológica busca incidir en el pensamiento del otro para que crea que quien castiga tiene la razón; no se cuestiona y se debe aceptar lo hecho y dicho porque viene de quien presume la autoridad, por lo que quien está en defecto es la persona agredida.
La violencia sexual es el sometimiento a las caricias o toques sexuales, diciéndoles a los menores que es una muestra de amor, que los padres lo hacen cuando quieren a sus hijas; que es algo entre ellos dos y que nadie más debe saberlo. Además, “si lo confiesas, diré a todo el mundo que estás mintiendo y que eres quien me provoca”. La manipulación psicológica es perversa.
La violencia económica es sufrida por los hijos cuando tienen que padecer la vergüenza de que no les entreguen las calificaciones escolares por falta de pago, no hay alimentos básicos en el hogar y los hijos ven a su padre beber alcohol o gastar en otras cosas superfluas, en perjuicio de la familia.